Aprendí algo que hubiera sido evidente incluso para un niño. Que la vida es sencillamente una colección de pequeñas vidas y que cada una de ellas dura un día.
Que deberíamos dedicar cada día a buscar belleza en las flores, o en cualquier otra cosa. Que no hay nada como una jornada empleada a soñar, a disfrutar de la puesta de sol...
Pero sobre todo, aprendí que para mí vivir es sentarme en un banco junto a un viejo río, y a veces, en los días buenos, enamorarme...
Que deberíamos dedicar cada día a buscar belleza en las flores, o en cualquier otra cosa. Que no hay nada como una jornada empleada a soñar, a disfrutar de la puesta de sol...
Pero sobre todo, aprendí que para mí vivir es sentarme en un banco junto a un viejo río, y a veces, en los días buenos, enamorarme...